dimarts, 10 de juliol del 2012

es hora de syrizear


La última vez que escribí en este blog (hace meses, está claro que la constancia no es lo mío), estábamos en unas circunstancias casi igual de críticas para el país, pero muy distintas para la izquierda. A las puertas de unas elecciones generales anticipadas en un tiempo convulso, nos jugábamos el ser o no ser de un proyecto que, con sus luces y sus sombras, permitió durante los últimos 25 años que la izquierda tuviera representación institucional. Siempre he pensado que los partidos, las organizaciones, son un medio, no un fin en si mismo, pero también está claro que necesitamos herramientas para plantar batalla, e Izquierda Unida, con todas sus sombras, es una de las mejores que tenemos hoy aquí.

En fin, que ahora parece otro mundo, pero del 3’7% y la práctica irrelevancia pasamos al 6’9% sorprendiendo a opinólogos y militantes por igual, y la tendencia ha seguido al alza hasta llegar, en las últimas encuestas, a porcentajes de intención de voto del 12-13% (aproximándonos peligrosamente al techo histórico del 13’4% en las europeas del 94).

En aquel momento de incertidumbre preelectoral, escribí en este blog (como mucha otra gente decía, no se piensen que soy original) que era urgente la creación un Frente de Izquierdas, un nuevo espacio que aglutinara todas las formaciones políticas y sociales que se oponen a las políticas suicidas impuestas por los mercados y las troikas. No hubo tiempo. Generalmente poco antes de unas elecciones nunca lo hay. A lo más que se llegó fue a crear una coalición electoral de 12 partidos, mediante los típicos pactos cupulares de reparto de puestos en las listas, y algo de acuerdo programático por aquello de mantener la tradición. ¡Ey, y ya fue un paso importante!

¿Y ahora? Desvanecidas las dudas sobre la viabilidad de IU como proyecto de futuro, fortalecida la organización, al alza en todas las encuestas… Alguno podría pensar que oye, ya estamos bien así. Si puedo lograr un 12 o incluso un 14% de los votos (¡lo nunca visto!) sin hacer mucho más de lo que estoy haciendo, de lo que siempre he hecho, de lo que ya sé hacer, ¿para qué me voy a meter en camisas de once varas? Pues sí, podríamos quedarnos con ese 12%, podríamos dedicarnos a fortalecer IU y la coalición de la Izquierda Plural… y cometer (a mi juicio, disculpen las molestias) un error de dimensiones épicas.

Estamos (seguimos estando) en un momento crítico de nuestra historia, con un estado intervenido de facto y muy pronto también de iure, con un gobierno que no tiene otro programa que el de sacrificar a los ciudadanos en el altar del dios mercado y esperar que así amaine la tormenta, con un partido socialista en caída libre incapaz no ya de proponer alternativas (nunca lo hizo) sino tan siquiera de ofrecer un horizonte de alternancia, con un nivel de sufrimiento de la población que no se ha visto desde la posguerra y que va a peor, a peor, a peor…

En esta situación, conformarse con fortalecer la organización (como si ésta fuera un fin), conformarse con un 12% de los votos y una cierta capacidad de influencia en determinados ámbitos de decisión sería, más que un error, una irresponsabilidad. Hoy es aún más importante que ayer, y más urgente, iniciar la gestación de este frente de izquierdas (o como está de moda ahora en mi país, el Nou Espai, la Syriza Catalana, llámale X, me parece bien). Es más, ahora es posible, ahora es hasta fácil iniciar este camino, sin prisas electorales que nos distorsionen la visión (salvo cataclismo, intervención y elecciones anticipadas… así que pensándolo mejor, hay prisa, que diría aquella).

Para salir de la crisis (porque sólo podemos salir de ésta por la izquierda, quien no lo vea que se compre gafas) necesitamos construir una mayoría social alternativa, y eso significa que tenemos que aglutinar a la mayoría, perdonen la redundancia, pero es que si no, no hay manera, tenemos que atrevernos a ser mayoritarios, tenemos que atrevernos a ganar. Se acabó la moral de la resistencia, señores, estamos ante un tiempo nuevo, y ni yo me lo creo, que empecé a militar en los peores años, y tengo la resistencia y el “minoritarismo” metido en el cuerpo como un ADN que me preconfigura el pensamiento y la acción, pero es lo que toca, sacudirnos el miedo y pasar a la ofensiva.

Las bases para esta mayoría están, dispersas, pero están. Son ese 12% del que hablan las encuestas, pero también parte de los 4 millones de votos que perdió el PSOE y que no se sabe bien donde fueron y también parte de la ciudadanía desorientada que no vota o no participa porque no espera nada, o que votó lo que le dijo el periódico y ahora no sabe qué pensar, porque ni funcionó lo malo, ni está funcionando lo peor.
Las bases para esa mayoría están en las plazas y reuniéndose en centros cívicos o hasta en la parroquia del pueblo, cada una con su tema, parando un desahucio unos, encerrándose en un IES otros, criticando a los sindicatos “vendidos” mientras montan un piquete el 29M o afiliándose al sindicato para parar el ERE que le cae a su empresa.

Lo que necesitamos es la herramienta que nos permita unificarnos, coordinarnos bajo un programa de mínimos común, para empezar. Y esa herramienta no es IU (ni cualquiera del resto de partidos, partidillos, grupúsculos, corrientes o movimientos existentes) y no se construirá esperando a que todo el mundo vea la luz y se acerque al local para afiliarse cualquier día de éstos. Tampoco mediante pactos por arriba con otros partidos, partidillos, grupúsculos o corrientes. Si queremos construir nuestra Syriza, deberemos salir a la calle y crearla desde abajo.

No perdamos más tiempo, porque no nos sobra. Hablemos con todos los que tengamos que hablar, y propongamos sin dilación un llamamiento a organizaciones, movimientos y ciudadanos para iniciar un proceso constituyente hacia este nuevo espacio de la izquierda que aspire a ser mayoría, y a ser alternativa. Sólo necesitamos voluntad, valentía y generosidad.

Voluntad política de crecer, de ser más, de abrirnos, aprender y construir con otros, de ser mayoritarios. Valentía para dejar atrás el pensamiento pequeño que nos ata a la defensa de mi chiringuito, mi local, mi proyecto que no será gran cosa pero es el mío y el que yo controlo y a ver si ahora voy a montar otra cosa y me la controlan otros, horror, no puede ser. Generosidad compartida porque todos tendremos que renunciar a cosas en beneficio de la unidad, porque nadie deberá imponer, pero todos deberemos trabajar sin esperar rendimientos a corto plazo.

¿Cómo hacerlo? No es cuestión de copiar o importar modelos foráneos, cada proceso es único y lo que funciona en un sitio no tiene porqué hacerlo en otro. Pero sí podemos aprender de otras experiencias y extraer conclusiones útiles. Si me animo escribiré algo sobre posibles caminos a seguir, pero por lo pronto, dos artículos de compañeros que hablan de procesos unitarios semejantes pueden servir de inspiración. Obviamente, me refiero al Front de Gauche y a la gran esperanza griega y europea, Syriza.

¿Qué queremos ser de mayores, gente?

PD.- Este post está escrito desde el punto de vista de un activista de IU, pero no hace falta que explicite que lo mismo es aplicable a todos, y a todos los niveles, ¿no? Pues eso ;-)

1 comentari:

Anònim ha dit...

Una propuesta valiente. Yo me pregunto: la izquierda de verdad de este país ¿es consciente de la responsabilidad que hoy tiene ante la ciudadanía? Mas de treinta años de participación democrática, ha de ser suficiente para tener la capacidad de ofrecer nuevas salidas y una parte importante del pueblo, de ese pueblo al que le está tocando soportar los efectos de la crisis del sistema capitalista, está a la espera. El frente de izquierdas que está por llegar debe traer la solución. Muchos ciudadanos y ciudadanas se preguntan ¿ a quien votar? ¿quién me representa de verdad? hay que dar respuesta a esta necesidad y hay que hacerlo ya. Esta es mi opinión. El inicio de la solución puede empezar por un debate abierto y me parece que el post que estoy comentando acierta en la diana.